Con gran tristeza, anunciamos el fallecimiento de Armando, quien nació en Nayarit, México, y residía en Turlock, CA. Falleció debido a un paro cardíaco repentino. Su hijo, Salvador, llamó a la ambulancia después de que Armando colapsara en casa, y tras luchar por una hora en el hospital, la familia fue informada de su fallecimiento en la tarde.
Armando siempre será recordado por su gran sentido del humor—le encantaba hacer reír a los demás y siempre trataba de convencer a todos de irse al casino. Los fines de semana, se le podía encontrar en casa rodeado de su familia, asando carne y elotes. No importaba qué tan caliente estuviera el clima—aunque pasara de los 100 grados—le encantaba hacer caldo. Pero cuando por fin hacía frío, ya no quería hacerla.
Era un hombre trabajador que se enorgullecía de su labor. Le encantaba manejar tractores y, durante la temporada de cosecha, operaba la barredora y la sacudidora. Este año, estaba especialmente emocionado de conducir un camión Shuttle, algo que había aprendido a manejar recientemente. Su dedicación al trabajo solo era superada por el amor que tenía por su familia. Nada lo hacía sentir más orgulloso que sus hijos, Salvador, Adamaris, Michelle y Citlally. Esperaba con ansias verlos crecer y alcanzar sus sueños. Estaba especialmente emocionado por la próxima graduación de una de sus hijas en CSU Stanislaus este mayo—un logro que lo llenaba de inmenso orgullo.
También estaba emocionado por el viaje familiar que se había planeado la semana pasada para el cumpleaños de Mary, la madre de sus hijos y su exesposa.
Ahora se ha reunido en el cielo con sus queridos padres, a quienes extrañaba profundamente.
Quienes tuvieron el privilegio de conocer a Armando saben que su legado es de amor, risas y dedicación. Honremos su memoria compartiendo historias, sonriendo al recordar su humor y manteniendo vivos los valores que nos enseñó.
Siempre vivirás en nuestros corazones, en cada carne asada familiar, en cada risa y en cada día de cosecha. Que Dios te reciba con los brazos abiertos y te conceda el descanso eterno. Nos consuela saber que ahora cuidas de nosotros desde el cielo. Descansa en paz, Armando
Desde el cielo, a mi “camarada” y mejor amigo Salvador: “wuey,” recuerda todas nuestras experiencias con felicidad y no con tristeza. Tienes toda una vida por delante, y estoy ansioso por ver todo lo que lograrás.
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